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Envejecimiento Activo y Calidad de Vida en España

El descenso de la mortalidad, especialmente relevante en los países en vías de desarrollo, las cifras cada vez más reducidas de natalidad en los países desarrollados o el escaso efecto corrector que, en general, suponen las migraciones, son algunas causas del progresivo envejecimiento de la población. En España, un 19,6% de la población tiene una edad igual o superior a los 65 años y, según las predicciones del INE, pasará a ser del 31,4% en 2050 (INE, 2020).

Ante esta realidad, es fundamental distinguir entre el número de años que vivimos y cómo los vivimos. La Organización Mundial de la Salud definió el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (WHO, 2002). Este concepto recoge como uno de los aspectos clave la calidad de vida, explicada como “la percepción de los individuos acerca de su posición en la vida, en el contexto cultural y sistema de valores en el que viven y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares e inquietudes” (Whoqol Group, 1997). Entendemos, por tanto, el envejecimiento activo como un proceso dinámico, mientras que la calidad de vida se refiere a la percepción o valoración que realizan las personas de su estado en un momento determinado.

En este contexto, nos planteamos conocer, medir y analizar la relación entre los distintos componentes del envejecimiento activo, de acuerdo con el marco conceptual propuesto por la OMS (salud, participación, seguridad y aprendizaje a lo largo de la vida), y la calidad de vida. Para ello, se estudió una muestra de 6.266 personas con una edad igual o superior a los 50 años, que respondieron en España a la 5ª oleada de la encuesta SHARE (Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe), que recoge información sobre la salud, la situación socioeconómica y el apoyo familiar y social de más de 123.000 personas de 20 países europeos e Israel. La calidad de vida, que constituyó la variable dependiente o de resultado de nuestro estudio, fue valorada utilizando la escala CASP-12. La medición de la calidad de vida se realiza a través de cuatro subescalas cuyas iniciales en inglés dan nombre al índice: Control, Autonomía, Autorrealización (Self-Realization) y Satisfacción (Pleasure). Los valores oscilan entre 12 y 48: a mayor puntuación, mejor calidad de vida.

De manera resumida, el análisis se realizó en 3 fases. En primer lugar, los ítems recogidos en la encuesta fueron distribuidos en los cuatro pilares teóricos del envejecimiento activo. A través del Análisis de Componentes Principales se redujo el número de variables, manteniendo la representatividad de la muestra. Por último, se construyeron modelos de regresión lineal múltiple que analizaron la asociación entre las puntuaciones obtenidas para los componentes principales extraídos de cada uno de los pilares y el indicador de nivel económico (variables independientes) y la escala CASP-12 (variable dependiente).

La edad media de las personas estudiadas fue de 66 años, con un 53,77% de mujeres. En lo relativo al estado civil, 4.310 personas (68,78%) estaban casadas/viviendo en pareja. La puntuación media en la escala CASP-12 fue 36,18, siendo significativamente más alta para los hombres (37,04) que para las mujeres (35,41). El pilar Salud incluyó dos componentes. El primero, “Baja salud general”, estuvo formado por la autopercepción de la salud, número de enfermedades crónicas, intensidad del dolor y presencia de sintomatología depresiva. El segundo componente, denominado “Deterioro funcional y cognitivo”, comprendió las limitaciones de las personas encuestadas en las actividades de la vida diaria y en las tareas instrumentales, si la persona precisaba ayuda de audífono y/o gafas y su orientación temporal valorada a través del Mini-Mental State Examination. En el pilar Aprendizaje, el primer componente, “Educación”, incluyó la autovaloración de la persona entrevistada respecto a su capacidad de lectura y escritura, el nivel educativo alcanzado y las habilidades y uso de las nuevas tecnologías. El componente 2, “Aprendizaje en la infancia”, se relacionó con el nivel de cálculo y expresión oral de los sujetos, en comparación con el resto del alumnado, cuando se encontraban en edad escolar. Por último, del pilar Participación se extrajo un único componente principal, que comprendió el número de actividades realizadas por la persona durante el último año, la satisfacción con las mismas, la puntuación de los sujetos en la versión reducida de la escala de soledad de UCLA y el número de nietos.

El modelo de regresión conjunto explicó el 49,31% de la varianza total de la calidad de vida. Se apreció una relación directa entre la puntuación obtenida en la escala CASP-12 de calidad de vida y el componente 1 del pilar Aprendizaje (Educación), el componente único del pilar de Participación y el indicador del pilar de Seguridad (Situación económica). La relación es inversa para la calidad de vida y los componentes 1 y 2 del pilar Salud (Baja salud general y Deterioro funcional y cognitivo). El segundo componente del pilar Aprendizaje (Aprendizaje en la infancia), careció de significación estadística.

Estos resultados reconocen el envejecimiento activo como constructo multidimensional, resaltando la importancia de los pilares Salud y Participación sobre los demás en la calidad de vida de las personas mayores. Adaptándose a esta realidad, las políticas de Salud Pública deben abarcar múltiples campos. Consideramos, además, que debe reformularse el modelo vigente propuesto por la Organización Mundial de la Salud, reconociendo las fuertes interrelaciones entre pilares y reforzando los componentes psicosociales. El aprendizaje en los adultos mayores debe replantearse, garantizando su empoderamiento y destacando espacios de encuentro intergeneracionales que permitan, además de potenciar su participación, ampliar sus conocimientos en elementos como las nuevas tecnologías, cuya importancia en la calidad de vida ha quedado demostrada.

En definitiva, es fundamental comprender que el envejecimiento de la población, además de una realidad demográfica, es una historia de éxito a múltiples niveles y una oportunidad de futuro hacia una sociedad mejor.


Referencias:

- INE - Instituto Nacional de Estadística (2020). Proyecciones de Población 2020-2070. Notas de prensa. 22 de septiembre de 2020.

- Whoqol Group (1997). Measuring quality of life. Geneva: The World Health Organization, 1-13.

- WHO - World Health Organization (2002). Active ageing: a policy framework. Geneva: WHO, 1-59.


Por:

Víctor Quirós González, Hospital Universitario 12 de octubre, Madrid, España

Carmen Rodríguez-Blázquez, Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España

Maria João Forjaz, Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España

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